miércoles, 14 de julio de 2010

Ya se viene, ya se viene!!

Faltan sólo 4278 días para Qatar 2022 y ya nos vamos poniendo a tono mirando los estadios donde puede ser que juguemos, si es que Maradona se resigna a tomarse el palo del programa de rehabilitación que resultó ser AFA. Este está forrado de pantallas de LED como para mirar el tidorpa desde arafue si no pudiste luquear una entrada. Los tipos la piensan todas!

Más de lo mismo.

Cuando la AFA nombra como encargado de relaciones públicas y vocero a un mamarracho como Cherquis Bialo, nos prepara para que asimilemos las mamarrachadas que dice (o que le mandan a decir). Dice este coso que Grondona le ofrecerá a Maradona renovar el vínculo por cuatro años más ("hasta el séptimo partido de Brasil veinte catorce" dijo el ñoqui), lo cual muestra la política de la Asociación de Fútbol Argentino a futuro. Nada de renovación profunda, nada de limpieza, en fin, nada nuevo bajo el sol. La tenemos adentro, y a seguir chupando.

Mundial 2010 en 10 palabras. Parte II

Ahora sí, damos las hurras a la copa con la segunda y última parte de la reseña prometida. Tómense su tiempo, es un poco largo. Que lo disfruten. Y si lo disfrutaron, avisen, no sean TAN putos.
    1. Larissa(Nombre propio) Y es que el pecho de Riquelme volvió a ser noticia en un mundial. No por el frío, precisamente, sino todo lo contrario. Larissa Riquelme fue una más de las modelos atractivas que alrededor del mundo, vibró con los vaivenes de sus equipos en el mundial. Ella, desde una plaza en Asunción y tal vez sin proponérselo, festejó un gol de Paraguay a los 20 minutos del primer tiempo, y antes de los 45’ iniciales, su imagen con el Nokia ubicado en un lugar de privilegio ya estaba en cada PC del mundo. El mundial de las redes sociales logró que esto fuera posible, como logró que millones de personas dejasen de dignarse a esperar actualizaciones online de diarios del mundo para volcar sensaciones (hola) y sobre todo, recibir información e imágenes de primera mano y en tiempo real.
    1. Luego Larissa fue el centro de atención ante cada partido de los guaraníes, mientras sus siliconas empezaban a ser sponsoreadas y ella, que tan incondicional de la albirroja parecía, terminó siendo una apátrida más, posando en bolas para “interviú” con la camiseta de la selección española, la misma que eliminó a los paraguayos de su mejor mundial. Mujeres y fútbol, un cóctel imprevisible.
    1. Pulpo (sustantivo) Totalmente imposible hablar de este mundial sin dedicarle un párrafo a Paul, el oráculo con tentáculos que se retira de la prestidigitación dejando un océano de dudas. ¿A quién y cómo se le ocurrió pensar que un bicho de éstos podría adivinar quién sería ganador de un partido de fútbol? ¿Qué sustancia consumía el alemán delirante que vio en el bueno de Paul una veta clarividente? Tal vez nunca lo sepamos. ¿Qué animal será el profeta en Brasil 2014? Ojalá sea un axolote y se llame Ringo.
    1. Es así que pese a contar con los turcos Özil y Tasci, los polacos Podolski, Klose y Trochowski, el serbio Marin, el ghanés Asamoah, el nigeriano Aogo, el brasileño Cacau, el español Mario Gómez y el tunecino Khedira, el extranjero más predominante en el desempeño alemán terminó siendo un infalible inglés llamado Paul. Desde mi pobre punto de vista, sospecho que los jugadores alemanes se vieron claramente influenciados por las predicciones del molusco, de otra manera es difícil entender cómo el mismo equipo que arrasó a Inglaterra y aplastó a Argentina, fue tan dócil ante España, como si Mertesacker, Lahm y el mismo Özil hubiesen temido contradecir al inofensivo animalito.
    1. Argentinos (gentilicio) Es lo que nos duele al fin y al cabo. ¿Dónde estarán ahora los buscadores de coincidencias? ¿Se habrán enterado ya de que no es posible ganar un mundial sólo con el sustento de las casualidades, la mística, la “buena onda”, las frases motivadoras? Deberíamos poner las barbas en remojo y darnos cuenta que en el 86 hubieron muchas cosas que acá no, sobre todo un Director Técnico, con el que uno puede discrepar o no, por sus métodos pero DT al fin, de experiencia comprobada. Acá hubo un gran motivador, cargado de historia, de mística, de peso propio, de anécdotas, de frases ingeniosas, de respuestas algunas veces acertadas y mayormente incómodas. Pero no más que eso. Un mundial es cada cuatro años, y los inventos pueden costar muy caro. Por ejemplo el precio puede ser hacerle perder la última oportunidad a jugadores de nivel internacional como Gabriel Milito para complementar a Samuel, Cambiasso para ayudar a un Mascherano que en nada justificó el “Masche y diez más” o Zanetti, para cumplir el rol de lateral como lo hace cada fin de semana hace 15 años en uno de los 3 equipos más grandes de Italia. Casualmente (no, acá no hay casualidades) los tres lugares de la nave por donde más agua entró.
    1. Pero es Maradona y se le perdonan más cosas que al resto de los mortales. Por todo lo que nos dio, creo que es justo el indulto. También creo que ya es suficiente, y es hora de un plan para convertir esta gran camada en un equipo. De verdad. Aunque seguramente Maradona seguirá siendo el técnico de la selección. Y ojalá me tape la boca, desde ya. El año que viene tiene una Copa América para demostrarlo. Y para demostrarnos los argentinos que se puede ganar algo, nuevamente, tras 16 años de creernos los mejores de todos y volver con las manos vacías, casi siempre.
    1. Y lo importante; querer a Messi como es, o convertirnos en compradores de humo que lo denostan por “no ser como Maradona”.
  1. Tiki-Taka (onomatopeya) El profe Ricardo Serruya estuvo un año intentando meter en la cabeza de un grupo de aspirantes a locutores un concepto de Daniel Prieto Castillo: “Convencer es ‘vencer-con’, es imponer una idea por la fuerza. No es lo mismo que persuadir” nos decía cada miércoles. España barrió con esos y otros (falsos) axiomas (verdades que no necesitan ser comprobadas) y al final persuadió, convenció y venció-con. Con fútbol, claro. Ochenta años después del primer mundial, sin haber accedido jamás a instancias clave con serias chances, históricamente etiquetados como “la furia” por ser ésta su mayor virtud (si puede llamárselo virtud) a la hora de jugar a la pelota, con el estigma de los cuartos de final pendiendo como un mal karma sobre sus rojas camisetas, se impusieron a todo y con la eficacia inobjetable que se les pide a los paradigmas. Primer europeo en obtener la copa fuera de su continente, primer equipo en ganar un mundial luego de perder el primer partido. Primer favorito en salir campeón. Campeón de eurocopa y mundial en dos años, y siguen los méritos. Una reivindicación de la belleza del fútbol donde la protagonista es femenina: la pelota. Todo gira en torno a ella, el ataque, pausado, paciente. La defensa, en posesión de ella, mediante triangulaciones que desactivan cualquier intento de presión. La técnica de un equipo majestuoso, maduro, sin posiciones fijas, lejanamente similar a aquella naranja mecánica de Cruyff en 1974. Rotaciones, llegadas y si por acá no se puede, se vuelve, pero la pelota es nuestro jugador más importante. De lujo. Tan bello como lo sería que los simpatizantes españoles pudiesen beber un poco de la humildad de este magnífico plantel.
    1. Fin (apócope) Parece que fue hace un par de meses cuando me encontraba pensando en qué horarios serían los partidos en Sudáfrica, para calcular la diferencia horaria. Pero pasaron ya cuatro años que me atravesaron con una infinidad de acontecimientos de los que ni loco daré pormenores aquí. Parece que fue hace una semana ese sorteo del 4 de diciembre en el que empezamos a interesarnos en la velocidad de los coreanos, la contundencia nigeriana o el cerrojo defensivo de los griegos.
    1. Pero Sudáfrica 2010 ya es historia, amigos. Y para mi gusto particular, historia de la buena.
    1. Futbolísticamente, el predominio del 4-5-1 del mundial anterior pareció desdibujarse. Las áreas fueron más protagonistas, pese a un promedio de gol un poco más bajo que en copas anteriores (de hecho España, el mejor de todos sólo convirtió 8 goles). El mediocampo en muchos partidos fue sólo una zona de paso, y muchos encuentros quedarán en la memoria de los amantes del fútbol. Algunos de ellos (excluyendo, claro, los de Argentina): Eslovenia-Usa; Alemania-Serbia; Camerún-Dinamarca; Eslovaquia-Italia; Chile-España; Uruguay-Corea del Sur; Uruguay-Ghana; España-Paraguay, Holanda-Brasil; más las semifinales, un tercer y cuarto puesto que estuvo lejos del partido por compromiso y la final. Tuve la desgracia de ver sólo 53 de los 64 partidos (teniendo en cuenta que 16 se jugaron al mismo tiempo), y obviamente me quedé con ganas de más. En cada juego encontré algo para subrayar, y en los que no, no me importaba; era un partido de mundial y me imaginaba a argelinos y eslovenos vibrando frente a la TV con sus banderas al cuello, comiéndose las uñas y eso ponía las cosas en su lugar.
    1. En lo personal fue uno de los mejores mundiales que he vivido, pese a la caída en cuartos. Y tener la oportunidad de compartirlo con ustedes y transmitir esta locura, sin proponérmelo al principio, y por una extraña fuerza que me obligaba, después, fue otro de los condimentos que le dieron sabor.
    1. Ahora ya saben, me espera la eternidad de 1426 días con Racing La Pasión como único paliativo. Muchas -pero muchas- gracias.

martes, 13 de julio de 2010

El mundial 2010 en diez palabras. Parte I

Fiascos. Y cuando hablamos de fiascos nos detenemos especialmente en tres; Italia, Francia e Inglaterra. El catenaccio no supo reinventarse para ser redituable. Del Piero, Cassano, Totti, Miccoli, jugadores de buen pie, similares a artistas, no tan serviles, por ende rebeldes, fueron ignorados por un Lippi que venía a revalidar una copa mundial como todo respaldo. No sirvió de nada esta vez. “murió en la suya” “con las botas puestas”. Francia hizo lo mismo, respaldó un DT al que casi ningún jugador quería. Pero era el proyecto serio de un ministerio de deportes eficiente y debía ser sostenido. A veces hacer las cosas con seriedad extrema tampoco es garantía de funcionamiento. Francia ganó un mundial (98), quedó afuera en primera fase al siguiente (02), llegó a la final (y fue el “campeón moral”) en el posterior (06), y volvió a quedar afuera en primera fase en éste. Bipolaridad, que le dicen. Inglaterra estaba entre los tres candidatos principales. Con una liga local que potencia a sus jugadores, por la competitividad que genera tener a los mejores jugadores del mundo militando en sus equipos (como en la liga española), con sus estrellas en un punto álgido de sus carreras, experimentados pero vitales, muchos campeones listos para una gran reivindicación…los inventores del fútbol no supieron inventar nada nuevo. Comandados por un DT italiano, millonario y otrora exitoso como Capello, quien recibió la nada despreciable suma de tres millones de dólares por intentar en vano de convertir un puñado de estrellas en un equipo. Creo que a Argentina le costó un poquitito más barato, pero con un resultado similar.

Música. Imposible pensar en África sin ritmo. El himno al fútbol y los mundiales, al menos para los argentinos, nostálgicos ellos, fue y será “un estate italiana”, cantado por Gianna Nannini y Edoardo Bennato. Las dos canciones de éste mundial le pisan los talones, y sin dudas “waka waka” representará eternamente al fútbol para los españoles, por ejemplo. Un estribillo plagiado, una letra imposible, una voz pegajosa y un remate contundente (“porque esto es África”, sentenciaba la colombiana) bastaron para armar el leit motiv de esta copa, que tuvo su mejor versión en el Orlando Stadium, un día antes del inicio de la copa en un show que nos llenaba de expectativas.

Un mes entero repitiéndose parece haber sido poco, y una melodía tan alegre hace un puñado de semanas hoy nos lleva a la melancolía (saudade) de saber que ya se terminó “la única justa de las batallas”. La otra canción, menos étnica, compuesta por un africano (K’Naan) y contaminada por un español (David Bisbal) tenía más de himno, un poco más emotiva y fue disminuyendo su rotación con el transcurrir del certamen. En las tribunas post-partido sonaba “Could you be loved” de Bob Marley y uno deseaba con más ganas estar ahí. Todo, obviamente, bien regado de otro elemento que parecía odioso y acabaremos extrañando; las vuvuzelas.

Destino. Y de eso se trata la crueldad de los mundiales. Un mal pique, un error arbitral, una salida a destiempo, los caprichos de jabulani pueden acabar un ciclo de cuatro años de trabajo, o bien mezclar la suerte de otros equipos. Siempre pienso en el error de Bravo, buen arquero chileno que salió del área a realizar un mal despeje, por el cual llegó el primer gol español, ése que rompe un partido que estaba para cualquiera de los dos. ¿qué hubiera sido del mundial si España salía segundo en su grupo, y debía enfrentarse a Brasil? ¿Y si Chile hubiese jugado contra Portugal? La gran copa de Uruguay, hubiese sido tal si Gyan pateaba su penal en el minuto 120 diez centímetros más abajo? Qué hubiese sido de Argentina si Otamendi no bajaba a Podolski a los dos minutos del primer tiempo? Vicisitudes mínimas como éstas, por efecto dominó, acaban generado debates del tipo “¿hay que refundar la selección? ¿debe jugar la base de un mismo club? ¿4-4-2 , 4-2-4 o 5-4-1? ¿debe irse Grondona?” Hay cuestiones que deberían ser consideradas, y los caprichos de una pelotita que va diez centímetros más allá o más acá son los que dan el veredicto; ésto se juzga, ésto no.

Marketing. Y es que el Márketing se relame ante la llegada de la máxima cita del fútbol, el deporte que todo el mundo practica, el deporte que más se consume. Se necesitan figuras que vendan, de acuerdo a la convocatoria que tengan, y basado en el club en el que jueguen. Entonces la máquina empieza a funcionar. Si sos apático, Nike te da carisma, si sos feo, Adidas te hace atractivo, si sos irregular, Puma hace creer a todos que te sobra personalidad. Si sos carismático, atractivo e irregular, te imponen como el máximo exponente del deporte aunque te quede inmenso el disfraz y te llames Cristiano Ronaldo. O Cesc Fabregas, el jugador más sobrevaluado que yo recuerde. Por suerte la redonda, que es la que da el veredicto, termina por unos meses con todos los cuentos que nos montan los vendedores de ilusiones. Esos que al final abarcan tanto, que siempre alguna de sus figuritas termina festejando, pero nadie previó. Por eso Forlán no filmó un comercial con Federer. Al menos hasta hoy.

Dignidad. La de los africanos, los que nunca volverán a recibir un mundial aunque ésta haya sido una buena copa, aunque se haya dudado de ellos hasta último momento, por pertenecer a lo más bajo del tercer mundo. Hacer negocios como un mundial en un terreno tan inestable como éste implica asumir demasiados riesgos. No obstante ellos seguían sonrientes, pese a no entender demasiado del deporte. Impusieron su cultura de tronar las vuvuzelas pese al fastidio de los aburridos europeos, propensos al silencio. Dignidad la de los sudamericanos, que salieron a jugar con lo mejor que tenían. Chile proponiendo esa ruleta rusa, el fútbol radical de atacar sin medias tintas, “porque ellos son once humanos como nosotros”. Pensamiento cargado de convicciones pero a la postre un poco naïve cuando los once humanos de enfrente son brasileños o españoles en estado de gracia. Los once humanos de éste lado son chilenos, con todo lo que eso implica. Distinto fue lo de Paraguay, que crecía de acuerdo al tamaño de su rival de turno. Así fue que aburrió frente a Nueva Zelanda y Japón, complicó a Italia y brilló ante España. Con un DT formado bajo las mismas convicciones que Bielsa, pero al parecer más flexible en la aplicación de estas ideas. Dignos los uruguayos, favorecidos por los cruces en octavos y cuartos, supieron canalizar esa fortuna y seguir aportando páginas a su historia épica, pese a aparecer en el mundial como relleno, según la óptica de los poderosos.