miércoles, 14 de julio de 2010

Mundial 2010 en 10 palabras. Parte II

Ahora sí, damos las hurras a la copa con la segunda y última parte de la reseña prometida. Tómense su tiempo, es un poco largo. Que lo disfruten. Y si lo disfrutaron, avisen, no sean TAN putos.
    1. Larissa(Nombre propio) Y es que el pecho de Riquelme volvió a ser noticia en un mundial. No por el frío, precisamente, sino todo lo contrario. Larissa Riquelme fue una más de las modelos atractivas que alrededor del mundo, vibró con los vaivenes de sus equipos en el mundial. Ella, desde una plaza en Asunción y tal vez sin proponérselo, festejó un gol de Paraguay a los 20 minutos del primer tiempo, y antes de los 45’ iniciales, su imagen con el Nokia ubicado en un lugar de privilegio ya estaba en cada PC del mundo. El mundial de las redes sociales logró que esto fuera posible, como logró que millones de personas dejasen de dignarse a esperar actualizaciones online de diarios del mundo para volcar sensaciones (hola) y sobre todo, recibir información e imágenes de primera mano y en tiempo real.
    1. Luego Larissa fue el centro de atención ante cada partido de los guaraníes, mientras sus siliconas empezaban a ser sponsoreadas y ella, que tan incondicional de la albirroja parecía, terminó siendo una apátrida más, posando en bolas para “interviú” con la camiseta de la selección española, la misma que eliminó a los paraguayos de su mejor mundial. Mujeres y fútbol, un cóctel imprevisible.
    1. Pulpo (sustantivo) Totalmente imposible hablar de este mundial sin dedicarle un párrafo a Paul, el oráculo con tentáculos que se retira de la prestidigitación dejando un océano de dudas. ¿A quién y cómo se le ocurrió pensar que un bicho de éstos podría adivinar quién sería ganador de un partido de fútbol? ¿Qué sustancia consumía el alemán delirante que vio en el bueno de Paul una veta clarividente? Tal vez nunca lo sepamos. ¿Qué animal será el profeta en Brasil 2014? Ojalá sea un axolote y se llame Ringo.
    1. Es así que pese a contar con los turcos Özil y Tasci, los polacos Podolski, Klose y Trochowski, el serbio Marin, el ghanés Asamoah, el nigeriano Aogo, el brasileño Cacau, el español Mario Gómez y el tunecino Khedira, el extranjero más predominante en el desempeño alemán terminó siendo un infalible inglés llamado Paul. Desde mi pobre punto de vista, sospecho que los jugadores alemanes se vieron claramente influenciados por las predicciones del molusco, de otra manera es difícil entender cómo el mismo equipo que arrasó a Inglaterra y aplastó a Argentina, fue tan dócil ante España, como si Mertesacker, Lahm y el mismo Özil hubiesen temido contradecir al inofensivo animalito.
    1. Argentinos (gentilicio) Es lo que nos duele al fin y al cabo. ¿Dónde estarán ahora los buscadores de coincidencias? ¿Se habrán enterado ya de que no es posible ganar un mundial sólo con el sustento de las casualidades, la mística, la “buena onda”, las frases motivadoras? Deberíamos poner las barbas en remojo y darnos cuenta que en el 86 hubieron muchas cosas que acá no, sobre todo un Director Técnico, con el que uno puede discrepar o no, por sus métodos pero DT al fin, de experiencia comprobada. Acá hubo un gran motivador, cargado de historia, de mística, de peso propio, de anécdotas, de frases ingeniosas, de respuestas algunas veces acertadas y mayormente incómodas. Pero no más que eso. Un mundial es cada cuatro años, y los inventos pueden costar muy caro. Por ejemplo el precio puede ser hacerle perder la última oportunidad a jugadores de nivel internacional como Gabriel Milito para complementar a Samuel, Cambiasso para ayudar a un Mascherano que en nada justificó el “Masche y diez más” o Zanetti, para cumplir el rol de lateral como lo hace cada fin de semana hace 15 años en uno de los 3 equipos más grandes de Italia. Casualmente (no, acá no hay casualidades) los tres lugares de la nave por donde más agua entró.
    1. Pero es Maradona y se le perdonan más cosas que al resto de los mortales. Por todo lo que nos dio, creo que es justo el indulto. También creo que ya es suficiente, y es hora de un plan para convertir esta gran camada en un equipo. De verdad. Aunque seguramente Maradona seguirá siendo el técnico de la selección. Y ojalá me tape la boca, desde ya. El año que viene tiene una Copa América para demostrarlo. Y para demostrarnos los argentinos que se puede ganar algo, nuevamente, tras 16 años de creernos los mejores de todos y volver con las manos vacías, casi siempre.
    1. Y lo importante; querer a Messi como es, o convertirnos en compradores de humo que lo denostan por “no ser como Maradona”.
  1. Tiki-Taka (onomatopeya) El profe Ricardo Serruya estuvo un año intentando meter en la cabeza de un grupo de aspirantes a locutores un concepto de Daniel Prieto Castillo: “Convencer es ‘vencer-con’, es imponer una idea por la fuerza. No es lo mismo que persuadir” nos decía cada miércoles. España barrió con esos y otros (falsos) axiomas (verdades que no necesitan ser comprobadas) y al final persuadió, convenció y venció-con. Con fútbol, claro. Ochenta años después del primer mundial, sin haber accedido jamás a instancias clave con serias chances, históricamente etiquetados como “la furia” por ser ésta su mayor virtud (si puede llamárselo virtud) a la hora de jugar a la pelota, con el estigma de los cuartos de final pendiendo como un mal karma sobre sus rojas camisetas, se impusieron a todo y con la eficacia inobjetable que se les pide a los paradigmas. Primer europeo en obtener la copa fuera de su continente, primer equipo en ganar un mundial luego de perder el primer partido. Primer favorito en salir campeón. Campeón de eurocopa y mundial en dos años, y siguen los méritos. Una reivindicación de la belleza del fútbol donde la protagonista es femenina: la pelota. Todo gira en torno a ella, el ataque, pausado, paciente. La defensa, en posesión de ella, mediante triangulaciones que desactivan cualquier intento de presión. La técnica de un equipo majestuoso, maduro, sin posiciones fijas, lejanamente similar a aquella naranja mecánica de Cruyff en 1974. Rotaciones, llegadas y si por acá no se puede, se vuelve, pero la pelota es nuestro jugador más importante. De lujo. Tan bello como lo sería que los simpatizantes españoles pudiesen beber un poco de la humildad de este magnífico plantel.
    1. Fin (apócope) Parece que fue hace un par de meses cuando me encontraba pensando en qué horarios serían los partidos en Sudáfrica, para calcular la diferencia horaria. Pero pasaron ya cuatro años que me atravesaron con una infinidad de acontecimientos de los que ni loco daré pormenores aquí. Parece que fue hace una semana ese sorteo del 4 de diciembre en el que empezamos a interesarnos en la velocidad de los coreanos, la contundencia nigeriana o el cerrojo defensivo de los griegos.
    1. Pero Sudáfrica 2010 ya es historia, amigos. Y para mi gusto particular, historia de la buena.
    1. Futbolísticamente, el predominio del 4-5-1 del mundial anterior pareció desdibujarse. Las áreas fueron más protagonistas, pese a un promedio de gol un poco más bajo que en copas anteriores (de hecho España, el mejor de todos sólo convirtió 8 goles). El mediocampo en muchos partidos fue sólo una zona de paso, y muchos encuentros quedarán en la memoria de los amantes del fútbol. Algunos de ellos (excluyendo, claro, los de Argentina): Eslovenia-Usa; Alemania-Serbia; Camerún-Dinamarca; Eslovaquia-Italia; Chile-España; Uruguay-Corea del Sur; Uruguay-Ghana; España-Paraguay, Holanda-Brasil; más las semifinales, un tercer y cuarto puesto que estuvo lejos del partido por compromiso y la final. Tuve la desgracia de ver sólo 53 de los 64 partidos (teniendo en cuenta que 16 se jugaron al mismo tiempo), y obviamente me quedé con ganas de más. En cada juego encontré algo para subrayar, y en los que no, no me importaba; era un partido de mundial y me imaginaba a argelinos y eslovenos vibrando frente a la TV con sus banderas al cuello, comiéndose las uñas y eso ponía las cosas en su lugar.
    1. En lo personal fue uno de los mejores mundiales que he vivido, pese a la caída en cuartos. Y tener la oportunidad de compartirlo con ustedes y transmitir esta locura, sin proponérmelo al principio, y por una extraña fuerza que me obligaba, después, fue otro de los condimentos que le dieron sabor.
    1. Ahora ya saben, me espera la eternidad de 1426 días con Racing La Pasión como único paliativo. Muchas -pero muchas- gracias.

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