Fileppi de parranda

Muchos querrán leer sobre Claudio “Denilson” Fileppi y su actuación del viernes, pero lo bueno ocurrió luego del cotejo. Pero para aquellos adictos al buen fútbol no les haremos leer las andanzas del Príncipe Marrón en Salta. Fileppi, como siempre que juega en Salta (De donde es oriundo) y contra San Lorenzo jugó un aceptable partido. El gol vino de un corner de Fileppi, que esta vez no la mandó a la tribuna, sino que a la cabeza del criminal de Menghi. Sí, Menghi, el que anotó contra Colón. Tal vez sea hora de probarlo de “9” ya que de “4” ha demostrado no saber ni para qué lado patea.

Es hora de hacer un campeonato de 19 partidos en Salta, siempre jugar contra San Lorenzo, y con Fileppi con flechita para arriba, así podemos salir campeones.

Pero basta de fútbol, la emoción estuvo en el boliche City Club Night. Claudio apenas terminado el partido, fue al vestuario, se cambió las medias, se puso un pantalón jean (sí, con el short abajo), dejó la camiseta mágica en el vestuario, se puso una camisa color ocre, se mojó el pelo y se fue al hotel. Sí, sin bañarse ni cambiarse los calzoncillos, fue al hotel a jugar al Winning Eleven a esperar a que sus compañeros terminaran de ducharse y llegaran al hotel para así ir a bailar. En el WE eligió a Brasil y jugó contra el equipo inglés Everton, en Tres Estrellas, y NO eligió el estadio de Salta. Perdió, por supuesto.

Cuando sus compañeros llegaron, el “perfume” de Fileppi era algo increíble. Con Yacob, Sánchez y Navia (Por supuesto) fueron a City Club Night. Las pocas chicas atractivas del boliche atacaron a Yacob y lo hicieron su esclavo sexual. Reinaldo Navia se agarró una borrachera de aquellas sobre la barra. Fileppi decidió encarar a su futura novia. Agarró a una mujer que tenía barba candado, comenzó a hablarle de música. Lo preferido de Claudio, se sabe, es Pier, grupo de música impecable. Pero a la salteña pareció no gustarle que Fileppi le dijera “Esta noche no toca Pier, esta noche me tocas la poronga”. La salteña le escupió y se fue. El siguió encarando pero las chicas lo despreciaban, se reían de su cara de “hombre de las cavernas” y de su horripilante forma de danzar. También se quejaban del aroma que desprendía su intocable cuerpo. De hecho, un patovica lo vio acosando a una mujer fea, intentó sacarlo del boliche pero al sentir esa fragancia “fileppiana” decidió renunciar e irse de Salta lo antes posible. Fileppi, en un momento dado de la noche, cansado de rebotar más que una pelota de Basketball, le mordió el brazo a una mujer de atractivo nulo, que ni siquiera estaba hablando con el. Fue al baño, y varios dicen haberlo visto orinar con la boca. Sí, señores, Fileppi se arrodilló y orinó el mejitorio a través de su boca. Este volante cada día nos sorprende más. La noche se iba, y en el boliche donde sólo admitían “Brujas” (Sólo para entendidos) Claudito sólo había besado al suelo cuando una de sus tantas presas le dio un coscorrón por querer comer sus bragas. Eran las 6AM, Yacob estaba esposado a una cama y las mujeres pasaban una por una. Navia había arrancado para un cabaret horas antes, y Fileppi seguía con las manos vacías. Las mujeres menos atractivas de Latinoamérica le habían dicho “NO” con aires de superioridad. Y con razón, todos las entendemos. Decidió llamar a su amigo, Navia, y le pidió la dirección del cabaret adonde estaba él. Cuando llegó allí, quiso pasar pero las prostitutas se negaban. Claudio, cuyo aroma era cada vez más parecido al de una letrina de un bar de Aldo Bonzi, le mordió el tobillo a la Madame demostrando su enojo por continuar virgen. Claudio no la pudo poner, pero lo bueno es que ocho prostitutas después de verlo a el, ahora han dejado de ejercer esa labor y se anotaron en la Facultad de Medicina, Abogacía y para Maestras de Jardín de Infantes. Otra vez, Fileppi salvó vidas.