Chicos checos

Odio a los checos.Todos los serbios lo hacemos a diario.Ellos son la mosca blanca de la separación de naciones después de la caída del muro, con sus vecinos eslovacos.La hicieron bien, limpita como la están por hacer los maracas de Bélgica.Nosotros pasamos por decenas de guerras eternas y donde sea que vayamos nos miran con cara de miedo, piensan que todos somos terroristas o asesinamos a un archiduque y no es así,somos gente de bien.Encima ellos tienen a Praga, a la que venden como una de las ciudades más bellas de Europa mientras nuestra Sarajevo recibe menos turistas que María Selva, o Laferrere.

Dos de ellos dieron la nota.La crota refugiada de Martina Hingis,ex número 1 del mundo, que encima se nacionalizó suiza para parecer más gente se había retirado en silencio hace un tiempo del tenis.Pero volvió con ganas el año pasado.

Con ganas de drogarse.Acaba de salir a la luz su dóping positivo en el último Wimbledon.¿Efedrina? No. ¿Ibunastizol? No. ¿Pomada manzan? tampoco.¿Qué consumió? Merca, viejo.Ma qué pequeñeces. Pa-pu-sa. Salió a negarlo, claro. Que ese jarrón no era mío, que me la pusieron, que ya me parecía raro que las tostadas de la mañana me adormecían el paladar...Fruta, todo el mundo sabía que Martina era del clan de los argentinos mandangueros, como Cañas, como Puerta.No olvidemos aquella vez que ganó el Abierto de Don Orione y lo festejó como Robbie Fowler, aspirando una de las líneas de la cancha.

"y para disimular, mordió un cacho de pan,que luego lo metió en el bolsillo..."

"Voy a abandonar el tenis.Ya lo conversamos anoche con mis amigos hasta que los pajaritos empezaron a cantar.Es duro, lo sé.Pero esta terrible injusticia me hizo bajar.Del ránking, obvio." cuenta Martina sin dejar de mascar su beldent."Desde que supe de esto no pude volver a comer, casi no duermo y estoy muy sensible.Decí que mis amigos son una roca, me hacen la segunda hasta tarde" dice."La federación me cortó las manos.Olvídense para siempre de mi tenis de tiza y pizarrón...Yo me equivoqué y pagué," cierra al borde de las lágrimas "pero la raqueta no se mancha"

El otro es el "goleador" Milan Baros.Una especie de Erwin Avalos checo (por su juego) que a diferencia del guaraní, está forrado en billetes.De hecho, mientras macumba tiene un Fiat Duna que le vendió un remisero, el otro anda en una Ferrari a todo trapo.Literalmente, ya que la policía francesa lo detuvo por superar el límite de velocidad en una autopista de la zona de Ain, en el este de Francia.¿A cuánto iba? 271 km por hora, una carreta.Lo más lindo fue cuando explicó que lo hizo "porque quería escuchar el sonido del motor" Los prefectos franceses quedaron estupefactos."es que anoche estuve viendo televisión y quería sacarme de los oídos la voz de Karina Jelinek" agregó."se me quedó impregnada en los tímpanos".Le sacaron la Ferrari y el carnet de conducir."no importa, quién me quita lo corrido.Con tal de dejar de escuchar ese zumbido vale la pena volver a tomarme el 112 hasta la concentración".